Análisis de la la película THE CONGRESS - Ari Folman

THE CONGRESS ,  Israel, 2013.ç

Dirección: Ari Folman

La película The Congress, está inspirada en la novela de ciencia ficción The Futurological Congress (1971) de Stanlislaw Lemnos, muestra un futuro no muy lejano en el cual tendremos que escapar de la realidad para no tener que enfrentar ese vacío existencial en donde muchos ya están inmersos al llevar una vida monótona y aburrida, incluso se puede recordar un poco a la cosmogonía The Matrix (1999).

Principalmente en éste largometraje puedo encontrar los conceptos de identidad, búsqueda y rescate, incluso hay una hibridación entre lenguajes audiovisuales ya que se puede observar una técnica mixta que  es la imagen real y la animación, la cual creo que es sumamente importante ya que ésta es la que da la pauta para entender la transición de lo real a lo ficticio.

Como dije antes este filme da la opción de escape a partir de una doble identidad. Con ayuda de un avatar puedes desplazarte en este mundo de ficción, tomando la imagen que desees. Ésta es una de las problemáticas mas importantes ya que la protagonista vende su imagen para que cualquiera pueda usarla. Lo anterior lleva a la reflexión de una necesidad de simulacro en la cual permite que tengamos la vida que deseamos ignorando lo que esta a nuestro alrededor, si bien puede ser una salida fácil tambien es una opción que puede traer complicaciones a la larga e incluso nos puede sobrepasar. 

Es interesante como se estructura esta película ya que no solo es una  narrativa lineal si no que se usan elementos que refieren al cine documental. Se recuperan distintos datos y memorias explorando la vida y los antecedentes del personaje haciendo que la historia pueda ser aún mas empática con el espectador.

En conclusión ésta película nos muestra como es que se puede vivir a partir del otro y cuales pueden ser las consecuencias tanto negativas como positivas de darle un papel aun mas influyente a la tecnología, sí podemos tener una mejor vida, sí podemos ser más felices; pero, ¿cómo pagamos esta mejor vida en el sentido ético y moral? 

Itzel Rodriguez Gómez